En su quinta presentación en el país, la banda liderada por Dave Mustaine ofreció un extenso recital que provocó el delirio de los más de 15 mil fans que llenaron el Arena Santiago.
Dave Mustaine es Megadeth. No importa si viene acompañado de Marty Friedman en guitarra y David Ellefson en bajo o comparte escenario con músicos de menor renombre. No tiene mayor relevancia si es que toca en el Teatro Caupolicán, el Court Central del Estadio Nacional u otro recinto. Tampoco hay mayor diferencia si es que se presenta en compañía de más bandas o realiza un show en solitario.
Lo cierto es que lo único que realmente interesa al público chileno es ver a Mustaine sacudiendo su blonda cabellera al ritmo de unos riffs infernales que él ha transformado en himnos del metal. Así quedó demostrado el sábado 31 de mayo, cuando un repleto Arena Santiago coreó cada una de las canciones que el carismático músico estadounidense interpretó junto a su agrupación.
Fueron cerca de dos horas de un impecable concierto, durante las cuales el cuarteto combinó grandes éxitos –Hangar 18, Symphony of Destruction y Holy Wars, entre otras- con temas de su último álbum, United Abominations. A eso sumaron más de alguna sorpresa, como una estrofa de Trust en español y una perfecta mezcla de Peace Sells con The Mechanix.
Veinte canciones que desataron el delirio de los fanáticos, a los que no les desmotivó estar viendo por quinta vez a su banda en Chile. Al contrario, la potencia, destreza y rapidez en la ejecución, sumado a una puesta en escena simple y un sonido impecable explican la devoción de los seguidores hacia Megadeth –o si se prefiere Dave Mustaine y compañía.